Escritos

He ignorado la manzana y me he comido la serpiente. Estoy mudando pieles viejas. Ahora noto cómo me roza el viento y se me abre la boca llena de sentido.
¿Sabes? Sé parar el tiempo cuando retengo el aire.
Aprovecho para decirte que fui tantas que he aprendido a retirarme para darme paso y que abrirme espacio es siempre posible con estas manos que apuntan al cielo y rebajan alturas para que no nos falte el aliento nunca.
A veces creo que ha llegado el momento porque algo me empuja el estómago anunciándose como un tiro. Cuando cojo impulso y lo sigo se disipan las brumas y surgen nuevas direcciones, nuevas preguntas, nuevos destinos.
Muy pocos premios recibe la cobardía y la actitud valiente se amerita a sí misma.
Porque celebra la vida con todas sus muertes. Los aciertos con todos sus huesos quebrados. La generosidad más allá de las dudas.

Clara Castillo Ugena

Por experiencia sé lo desvitalizante que puede resultar creer que existe un propósito que llegar a conocer o un sentido que encontrar.

Esta búsqueda puede esconder una actitud en la que la responsabilidad de la propia vida quede relegada a un hecho atribuible casi al azar, al destino, a la suerte, a Dios, o como cada quien prefiera llamarlo, en lugar de asumir que todo el potencial para crear una vida a la propia medida reside en un@ mism@.

Clara Castillo Ugena

Cuando era pequeña me faltó una madre que me abrazara muy fuerte hasta hacerme sentir que mi cuerpo era mío y solo mío. Y así me pasé mucho tiempo confundiendo el horizonte con mi piel. Buscando un propósito como si fuera un tesoro escondido en una siempre lejana Ítaca. Así conocí a mi angustia más grande. A mi tremenda falta de sentido. Así me perdí en una odisea inevitable.
Recuerdo un paseo en la noche en que se me atragantaban las lágrimas y me dolía muy muy fuerte la garganta. Se encendía en el lugar de las palabras una hoguera tan grande que habría podido quemar todo a su paso.
«Quiero ser como Hemingway» le dije a mi padre sin saber muy bien qué estaba queriendo decir. Después, me quedé dormida varias veces en mi intento de atravesar el viejo y el mar.
Y aún tuvo que pasar mucho más tiempo hasta que me abandonó esta idea tan cruel dejándome el poder de inventarme al andar. De modelarme con la forma de mis manos. De ser mi más sincero gesto de Amor. Con sus direcciones y sus contradicciones. Pero tan llena de sentido.

Clara Castillo Ugena